7 de noviembre de 2009

Privilegios balompédicos



La Liga de Fútbol Profesional se encuentra en pie de guerra porque, al parecer, el Gobierno quiere subir al 43% el IRPF de los futbolistas extranjeros que ganen más de 600.000 euros; el presidente de dicho organismo, el donostiarra José Luis Astiazarán, asegura que dicha medida supondría un golpe para la fortaleza del campeonato, ... pues vaya¡¡¡.

Uno podría plantearse la injusticia de dicha medida si supusiera la aplicación de un régimen diferente a los "dioses" foráneos del balón, pero de hacerse así tan sólo se produciría una equiparación con el resto de ciudadanos en su situación. Por esta razón, esas amenazas de huelga y esos llantos de cocodrilo me parecen, por un lado, una resistencia a perder privilegios que suena a egoísmo y, por otro, una evidente falta de solidaridad por parte de unos señores que ganan muchísimo dinero en momentos en que hay más de 4 millones de parados y en los que muchas personas se las ven y las desean para disfrutar de los mínimos exigibles de supervivencia. De siempre me ha parecido un exceso el régimen especial que en materia de impuestos gozan los futbolistas y un abuso las claúsulas contractuales que los hábiles y ambiciosos personajes que los representan exigen a los incautos clubs que se hacen con sus servicios.

Tal vez entre la crisis económica que ha sumido a una parte importante de clubs de fútbol en siuaciones próximas a la quiebra y la aplicación de una fiscalidad más exigente, amen que más justa y equitativa, pueda servir para bajar el mundo del balón redondo del cielo de pompa y desmadre económico en el que está, para convertir a los futbolistas, que con cierta frecuencia son unos niñatos consentidos, en seres más humanos, más próximos al ciudadano de a pié que por mucho que trabaje tiene que afinar el bolsillo y a reducir la nómina de especuladores, trileros, buscavidas y aprovechados que bajo nombre de managers, representantes o no se sabe qué pululan con codicia y malas artes en torno al negocio en que se ha convertido lo que hace unos años solamente era el deporte rey.

Por lo visto la amenaza de huelga queda, al menos por ahora, suspendida: menosmal, pues cualquier otra actitud ni sería sensata ni podría ser entendida por cualquie trabajador dela General Motors, emigrante en paro o padre de familia de esos que se va agobiando conforme se acaba el mes.


1 comentario:

Modestino dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.