6 de noviembre de 2012

El triple salto de la U.D. Salamanca


En la actualidad la Unión Deportiva Salamanca es un equipo en crisis; la pasada temporada descendió a 2ª B y por lo que cuentan se halla en serio y grave peligro de desaparecer. No es más que uno de esos equipos sumidos en el pozo de la crisis -Albacete, Tenerife, Burgos, Logroñés, ...- que tuvieron en su día un pasado mejor y se codearon con los grandes del fútbol español. Cuando comencé a seguir el fútbol el Salamanca era también un club que andaba por las profundidades de la 3ª división -no había entonces categorías intermedias- y el único recuerdo que tengo de los charros entonces es la imagen televisiva de una eliminatoria de Copa en la que aparecían jugando contra un equipo de primera en un estadio denominado "El Calvario" cuyo aspecto destartalado hacía honor a tal denominación. Pero el tiempo pasó y además de construirse en la ciudad un campo nuevo y moderno, el actual "Helmántico", llegó a la capital charra el aragonés José Luis García Traíd, un jovencísmo mister al que no se había sabido tratar bien en su tierra y que en dos años llevó al equipo a 1ª división, dos ascensos consecutivos que pusieron en junio de 1974 a los salmantinos en la máxima categoría por vez primera en su historia.

Todo hacía pensar que los "blanquillos" del oeste peninsular -visten camiseta blanca y pantalón negro- estaban condenados a luchar por evitar el descenso, pero a la hora de la verdad el Salamanca no solamente hizo una temporada formidable -acabaron en 7º lugar- sino que se mantuvieron en la categoría siete años seguidos. No se puede entender la hazaña del Salamanca sin el trabajo del citado Jose Luis García Traíd; había sido un medio volante de fuerza y calidad que brilló en el Real Zaragoza entre finales de los 50 y principios de los 60 y al que una grave lesión provocó su temprana retirada y evitó que llegara más lejos en el fútbol. García Traid comenzó en los equipos inferiores del Zaragoza con los que logró continuos éxitos, llegando a dirigir al primer equipo en la 2ª vuelta de la temporada 1970-71, un año nefasto para los blanquillos a los que cogió el aragonés prácticamente deshauciados. La de Salamanca fue su primera experiencia lejos de su tierra y supuso su lanzamiento a la fama; se trataba de un mister moderno y enérgico, que aportó nuevas ideas al fútbol de su época y supo convertir a la Unión, hasta entonces un grupo irrelevante que peregrinaba por la mediocridad de Tercera, en un conjunto puntero y con aspiraciones, tantas que lo condujo a Primera.

Una de las claves del éxito de la Unión en su primera temporada en la cima fue saber conservar a los jugadores claves del ascenso y fichar con un acierto increíble. Para llegar a la división de honor García Traid contó con una defensa y un centro del campo sólidos; en la parte de atrás destacaban dos jugadores completamente desconocidos para el gran público: el lateral diestro Iglesias y el central y capitán Huertas, dos hombres sobrios, regulares y disciplinados que fueron santo y seña del equipo durante buena parte del caminar salmantino por primera. El centro del campo lo formaban Robi, jugador de baja estatura, un auténtico pulmón que recorría kilómetros cada partido y que ficharía unos años después por el Atlético de Madrid, Pita, interior fino y de buena colocación y Enrique, uno de esos jugadores de club que permaneció siempre en la Unión y destacaba por su trabajo. La figura del equipo del ascenso era sin duda Sánchez Barrios, un extremo izquierdo cerrado, perteneciente a la nómina del Real Madrid, con un disparo excelente, bastante clase y una gran capacidad de desborde. El meta Aguinaga, el lateral zurdo Rodri, los centrocampistas Lacasa y Muñoz, el extremo chileno Galleguillos y el goleador Chaves fueron otros elementos importantes en 2ª que acabaría perdiendo protagonismo en 1ª.

Queda dicho que la gestión deportiva fue la principal clave del éxito salmantino entre los grandes; los fichajes que tras el ascenso realizó el equipo dieron un resultado excelente y el principal acierto fue la elección de los dos jugadores que iban a ocupar las dos plazas de extranjeros permitidas entonces, para las cuales optaron por el mercado argentino. El primero en llegar fue el meta Jorge D'Alessandro, que había disputado nada menos que seis temporadas con el San Lorenzo de Almagro, cuatro de ellas siendo campeón; D'Alessandro hizo época en Salamanca, jugó ininterrumpidamente las siete temporadas que aguantó el equipo en 1ª y fue capaz de recuperarse de un golpe tremendo sufrido en San Mamés a principios de 1978 que obligó a que le extirparan un riñón. El otro extranjero elegido fue Ricardo Rezza, compañero de D'Alessandro en San Lorenzo y que ocupaba puesto en el centro de la defensa, se trataba de un volante defensivo de una planta espectacular, un buen juego de cabeza y con la enorme virtud de saber sacar el balón jugado desde atrás. Rezza jugó cuatro magníficas campañas con el Salamanca y fue posteriormente traspasado al Sporting de Gijón. En el mercado nacional los técnicos salmantinos acertaron también plenamente con tres jugadores: el lateral zurdo lanchas, que militaba en el Gimnastic de Tarragona y con los años se iría al Español, el extremo derecho Álvarez, que antes había jugado con éxito en Córdoba y Málaga y el interior de ataque Rial, procedente de la cantera merengue. Otro fichajes fueron el durísimo central argentino del Granada Aguirre Suárez y los valencianistas Pepín y Víctor, si bien tuvieron bastante menos peso en el equipo.

Con lo dicho queda perfectamente definida la primera historia del Salamanca en la máxima categoría, aunque mis viejos recuerdos de este club quedarían incompletos si no hiciera mención de un jugador que llegó al club dos años después y que ha sido uno de los extranjeros que más me impresionaron de los muchos que vinieron al fútbol español en aquellos años inolvidables, el portugués Joao Alves, un excepcional centrocampista que fue fichado del Boavista y sentó cátedra deportiva en los dos años que militó en las filas charras. Alves era un hombre peculiar que entre otras excentricidades jugaba siempre conn guantes, pero por encima de todo era un jugador imponente, con una conducción de balón reservada a los elegidos, una verticalidad notable, buen disparo desde lejos y mucha capacidad de trabajo, además de mantener un buen registro goleador -10 tantos en dos campañas-; entre 1976 y 1978 el Salamanca jugó al rtimo que marcaba el portugués. Un equipo modesto como el salmantino no suele poder permitirse el lujo de conservar muchos años a una figura de este calibre y en 1978 Alves regresó a Portugal para jugar en el Benfica.

En estos siete años en primera jugaron con la Unión Deportiva muchos otros futbolistas de nivel, entre los que podemos destacar los centrocampistas argentinos Bustillo, Ameijenda, Brizzola y Amarillo, el recientemente fallecido ariete paraguayo "Lobo" Diarte, que resucitó en "El Helmántico" tras su fallido periplo en Valencia, su compatriota Báez, extremo izquierdo, cuatro ex-barcelonistas: los extremos Juanito y Pérez, el volante gallego Tomé y el lateral Albadalejo, los centrales Juanjo y Balbino, ambos fichados posteriormente por el Atlético de Madrid, el trabajador interior derecho Ángel, que se iría al Madrid para ser varios años titular, el ariete Amiano que, como el lateral Corominas, vino del Español, el extremo argentino Castronovo, que había jugado en el Málaga, el extremo Corchado, que acabaría en el Zaragoza, el fino interior catalán Teixidó, Pedraza, Escribano, los canteranos Félix y Pepe, el extremo Cristo, ... y tras el descenso de 1981, el Salamanca regresó en varias ocasiones a la cima, pero eso es historia más reciente y la dejamos para otra ocasión.

2 comentarios:

paterfamilias dijo...

¡Qué barbaridad! Sin palabras

Modestino dijo...

Una barbaridad poco exitosa ;)