23 de septiembre de 2013

Dicen que la ternura está en los ojos del que mira ...



El Diccionario de la Academia de la Lengua Española define la ternura como "Cualidad de la persona que muestra fácilmente sus sentimientos, especialmente de afecto, dulzura y simpatía"; en algún otro lugar la consideran equiparable a términos como "cariño, amor, amabilidad y afecto". Imagino que existirán consideraciones más profundas al respecto, y que filósofos, psicólogos, antropólogos y más de un humanista o asceta nos podrían hablar largo y tendido sobre esta cualidad humana. Yo tan solo pretendo quedarme en la superficie, con el riesgo de no abarcarlo todo, de perderme en lo accidental o de dar pie a la crítica de algún que otro rigorista de esos que corren por el mundo.

La ternura es una forma de exteriorizar el cariño, el afecto que profesamos a una persona; posiblemente sea la ternura de una madre el ejemplo más significativo, aunque también cabe hablar de ternura en todo enamoramiento, incluso cuando es ocasional, como la hay en una relación de amistad, fraternidad o simple camaradería ... por mucho que, como es lógico, la intensidad y las formas de manifestarse no sean todas iguales. He escuchado en algunas ocasiones y en algunos foros hablar de modo preventivo acerca de la sensibilidad, de los excesos en los sentimientos; sus razones tendrán las cabezas pensantes que aconsejan prudencia, pero igual de nocivas pueden ser la frialdad, las actitudes "asépticas", las formas distantes, esos modos de hacer que quitan humanidad a cualquier relación o actividad.

En ocasiones la ternura es un sentimiento que nos viene de fuera, cuando nuestro corazón se conmueve ante algo que observamos en el exterior, en lo que hacen otras personas, y así nos produce un"endulzamiento interior" un niño jugando, dos novios "entontecidos", un encuentro, la despedida de dos personas en una estación, una película "pastelona", una noticia ubicada en el apartado de cosas irrelevantes del telediario o una reunión de viejos compañeros de colegio. Y también la ternura puede venir de los recuerdos, del pensamiento en quienes hace tiempo que faltan, del regreso a lugares que en su día tuvieron que ver con nuestra historia personal ... quien no ha sentido un cosquilleo cercano a la lágrima al volver al lugar de veraneo de nuestra infancia, a los exteriores del cuartel donde hicimos la mili, al colegio, al bar, cine o auditorio donde conocimos a alguien especial, ...

Posiblemente, la ternura sea también una necesidad, porque si bien es cierto que en esta vida estamos para dar, para ofrecer a los demás nuestro afecto y nuestras capacidades, también necesitamos cariño, una necesidad que en temporadas concretas puede llegar a ser incluso imperiosa. A veces uno se cruza con personajes altivos, fríos, impasibles, ... y muchas veces no es más que una fachada, una forma de ser que se mejora recibiendo eso: ternura. Termino con el principio: es cierto que la ternura está en los ojos de quien mira, pero también está en su alma.

 

7 comentarios:

a NO nimo dijo...

"La ternura es el reposo de la pasión."
Joseph Joubert

...mucha miga tiene la frasecita.

Modestino dijo...

Sí que la tiene!, habrá que darle vueltas.

Anónimo dijo...

Los que somos sesibles y cariñosos nos exponemos a que no nos tomen en serio y a que nos llamen empalagosos. A pesar de lo cual yo no puedo(ni quiero) dejar de ser como soy porque me gusta demostrar lo que siento.

Modestino dijo...

El problema ya no es que haya caracteres que no gusten, la cuestion es que hay quien ha declarado la guerra a la sensibilidad.

sunsi dijo...

Me encanta este tema, Modestino. Es difícil de tratar porque a veces faltan palabras (o no las hay) para poder explicar todo lo que nos sucede en un momento de ternura. Igual es que todavía no se me ha caído el lirio de la mano, pero no entiendo la vida sin ternura, dulzura, abrazos... a veces lágrimas...

Gracias por el post.

Modestino dijo...

Si ... a veces puede traer tristeza ...

Anónimo dijo...
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