15 de septiembre de 2015

Cuidar las ínfulas


De creerse más que nadie, pensar que se desciende de la pata del Cid, mirar al resto por encima del hombro o funcionar por la vida con aires de grandeza se podría hablar mucho, es más creo recordar que el tema me ha dado para más de un post. Hoy me quiero centrar en un tema concreto, y es en esa actitud que tienen algunos de asumir el papel de cliente exigente, poderoso y con derecho a todo.

Es un tema que observo especialmente en bares y restaurantes, pero que también he visto en centros de salud, farmacias, taquillas de venta de billetes de tren y autobús y establecimientos varios: personajes que avasallan, que presumen ineptitud en quien anda detrás de un mostrador y no saben exigir con educación y respeto. Debe de ser cierto eso de que "el cliente siempre tiene razón", y salta a la vista que quien paga debe pedir en correspondencia que el otro ejercite la profesionalidad que se le supone, pero de ahí a la costumbre de tensionar y poner en evidencia hay un trecho.

Pero lo que me produce rechazo y ha venido a ser la causa de que me ponga a escribir es una especie de complejo de élite que tienen algunos; suele ocurrir en los restaurantes, y se pone de manifiesto con una especie de actitud de desapego hacia quien sirve, de mantener a conciencia las distancias, de señalar lo que no gusta con frialdad y dureza, de considerar al empleado de turno como una especie de objeto que cumple una función y no tiene ni sentimientos ni posibilidades de ser tenido en cuenta.

Creo que algunos lo llaman displicencia, incluso otros piensan que el "saber estar" incluye ignorar al personal ... no lo acabo de ver. Total, todos somos de la misma pasta, todos nos moriremos algún día y la muerte, mal que nos pueda pesar, nos igualará ... vamos, que todos somos hijos de Dios, aunque algunos no lo crean y otro dicen creerlo pero viven como si no.


4 comentarios:

sunsi dijo...

Qué poco cuesta dar la gracias, pedir las cosas "por favor" ... "si es usted tan amable"... Pero ya no se trata solo de buena educación; es la actitud del que sabe que todos los trabajos son servicio, son dignos, del primero al último. En aras del "saber estar" he visto tantos desplantes y desaires, como si la amabilidad con según quién degradara.
Muy buen post, Modestino. Gracias por esta reflexión.

Tela el último párrafo:)

Modestino dijo...

Hoy en día se enseña poco a dar gracias y pedir por favor y bastante más a buscar las cosquillas y reclamar lo que procede y lo que no.
No obstante lo de las infulas ha existido siempre.

Marta dijo...

¿Y qué nos lleva a actuar así?
¿Puede ser que actuando así, estemos mirándonos al espejo de las propias dudas, complejos, o miedos?
¿Puede ser que hayamos sido educados así? ¿Puede ser que no seamos más que víctimas de la ÍNFULA?

AMABILIDAD, o acto de dar AMOR, incluso a quien mas lo necesita.


Jesús fue un Maestro en eso.

Modestino dijo...

Puede ser, Marta ... y si, dar amor, a veces lo olvidamos.