29 de mayo de 2016

Sentimientos encontrados en Madrid y alrededores


La Final de la "Champions" se celebró, hubo emoción, tensión y entretenimiento, prórroga y penaltis ... ¿qué más podemos pedir? ... tal vez el fallo estuvo en que ganó el de siempre, que el destino -además de un gol en offside y un par de penaltis a la madera- escogió que el que tenía diez aumentara su patrimonio de trofeos y el que no tenía ninguna volviera a quedarse con la miel en los labios.

Tal vez esa desigualdad fue la que hizo que ayer me inclinara por los rojiblancos, dos Copas perdidas en el descuento y un notablemente inferior presupuesto consiguieron que mi favor estuviera con el más débil. Creo que a eso también contribuyó el tener una compañera de trabajo super-colchonera, y es tan maja, tan buena gente, tan competente, que estaba deseando pudiera celebrar tan ansiado éxito, ella también se lo merecía.

El partido fue reñido, quienes lo vieron conmigo -mientras dábamos buena cuenta de una excelente cena, por cierto- pensaban que mereció ganar el Atlético -y eso que casi todos eran "merengues"- y puede que tuvieran razón, aunque dejaré que cada cual valore el desarrollo del encuentro como desee. Eso sí, no deja de ser paradójico -y en parte cruel- que mientras Juanfrán culminó un formidable partido fallando su penalti, Cristiano terminase siendo el héroe de la noche al transformar el suyo a pesar de que no dio una a derechas en 120 minutos.

El partido del siglo -¿cuántas veces hemos escuchado este calificativo en las últimas décadas?- terminó. Como ocurre siempre, euforia para unos y drama para otros ... Posiblemente no hay que trascendentalizar ni una ni otra cosa: la vida sigue.

4 comentarios:

gloria dijo...

A mi me dieron una pena, tengo q reconocer q no puedo con el musculitos prefabricado. Lo mio es perder. Asi q hoy ire con el Oviedo, por si...

Modestino dijo...

El Oviedo no gana fuera desde enero ... es decir, típico caso en que servimos de aspirina ...

Brunetti dijo...

Siento ser tan cáustico y a la vez tan simple, Modestino, pero la grandeza (y la consiguiente miseria) del fútbol consiste en que se juega con un balón redondo que bota y que a veces hace una parábola extraña que acaba incomprensiblemente en la red, y otras choca contra un poste o contra otro jugador que pasaba por allí, cuando el balón parecía que iba a acabar en las mallas.

Durante todo el día de ayer escuché y leí lo que podríamos denominar auténticos "tratados de filosofía" acerca de la justicia en el deporte en general y en el fútbol en particular.

Hasta llegué a leer, escrito por un aficionado colchonero, que el hecho de ser seguidor rojiblanco y haberle transmitido a su hijo ese sentimiento, le hacía pensar que, en el futuro, el chico será mucho mejor persona porque habrá aprendido que en esta vida las cosas no se regalan, sino que se consiguen con mucho esfuerzo. En fin.

Cada cual está en su perfecto derecho de expresar sus sentimientos y, en este caso, sus frustraciones, pero creo que muchísima gente pierde el sentido de la realidad con esto del fútbol.

Pero me reafirmo en lo dicho: todo se reduce a que el balón es redondo y va por aquí y por allá, dando botes.

Salud!

Modestino dijo...

Hago mías tus palabras, Brunetti. Y la anécdota del seguidor colchonero confirma el nivel de estupidez al que ha llegado nuestra sociedad.